El jueves, la Academia Sueca revelará al mundo el nombre del próximo galardonado con el premio Nobel de Literatura, un evento que ha generado gran expectación y especulación. En esta ocasión, se plantea la posibilidad de que la Academia haga una declaración política al premiar a un escritor que defiende valientemente la libertad de expresión.
Entre los nombres que suenan como posibles candidatos al premio se encuentran la destacada autora y crítica del Kremlin, Liudmila Ulitskaya, conocida por sus conmovedoras novelas que a menudo exploran las complejidades de las relaciones personales. También figura en las quinielas el británico Salman Rushdie, quien sobrevivió a un ataque con arma blanca el año pasado, después de haber vivido en el anonimato durante años debido a una fatwa emitida por Irán en respuesta a su obra «Los versos satánicos» de 1988.
Sin embargo, la Academia Sueca podría sorprender al mundo al premiar a un autor menos conocido, como la vanguardista escritora china Can Xue. En ese sentido, otorgar el premio a Liudmila Ulitskaya, quien actualmente reside en Alemania en calidad de autoexiliada, podría enviar un claro mensaje sobre la independencia de la literatura frente a la política, según Lisa Irenius, editora cultural del diario sueco Svenska Dagbladet.
Bjorn Wiman, editor cultural del influyente diario Dagens Nyheter, comparte esta opinión y considera que este año podría ser el momento de que Salman Rushdie finalmente reciba el premio Nobel. Wiman enfatiza que Rushdie personifica la lucha por la libertad de expresión y que su reconocimiento sería un tributo a su valentía.
La Academia Sueca ha estado bajo escrutinio en los últimos años debido a su historial de premiar predominantemente a autores occidentales, blancos y masculinos. Sin embargo, tras el escándalo #MeToo en 2018 y la controversial elección de Peter Handke en 2019, la Academia ha trabajado para cambiar su imagen. En años recientes, se ha otorgado el prestigioso premio a figuras como la feminista francesa Annie Ernaux y el novelista británico Abdulrazak Gurnah, de origen tanzano, cuyas obras abordan temas de exilio, colonialismo y racismo.
La profesora de literatura de la Universidad de Estocolmo, Carin Franzen, destaca la necesidad de que el premio refleje la diversidad de la época actual y no se limite a una perspectiva eurocentrista. Además, Bjorn Wiman señala que la mitad de los miembros de la Academia han sido renovados desde la elección de Peter Handke, lo que indica un cambio en la orientación de la institución.
La participación activa de algunos miembros de la Academia en debates políticos y sociales, así como en la promoción de la libertad de expresión y la igualdad, marca una diferencia significativa en comparación con su enfoque anterior. Un ejemplo de esto es Jila Mossaed, poeta de origen iraní, quien se unió a la Academia en 2018 y ha expresado abiertamente su oposición al régimen iraní.
La lista de nominados y las deliberaciones del jurado permanecen en secreto durante 50 años, lo que hace que sea imposible adivinar quién será el próximo galardonado. Entre los nombres que circulan en la especulación se encuentran Mircea Cartarescu de Rumania, los húngaros Peter Nadas y Laszlo Krasznahorkai, el albano Ismail Kadare, el keniano Ngugi wa Thiong’o y la canadiense Margaret Atwood.
En su esfuerzo por ser más inclusiva, la Academia ahora consulta a expertos externos para evaluar obras de autores de regiones lejanas, lo que complica aún más las predicciones. En palabras de Victor Malm, editor de cultura del diario Expressen, «incluso si tienes un doctorado en literatura, adivinar al ganador será muy difícil».
A medida que la Academia Sueca se prepara para anunciar al próximo ganador del Nobel de Literatura, el mundo espera con anticipación un premio que refleje la diversidad y la lucha por la libertad de expresión en la literatura, superando las barreras de género, origen y perspectiva. Desde la creación del Nobel de Literatura, solo 17 mujeres han recibido este prestigioso galardón entre un total de 119 laureados.
Adaptado de AFP.