La fusión entre los operadores de satélites francés Eutelsat y británico Oneweb fue aprobada por los accionistas el jueves, marcando el nacimiento de un gigante europeo en la carrera del internet desde el espacio, compitiendo directamente con Starlink de Elon Musk.
Esta emocionante operación representa un importante cambio en la estrategia de Eutelsat hacia el ámbito de las telecomunicaciones. La razón detrás de esta transición es el estimado mercado de la conectividad espacial de banda ancha en órbita baja, que se espera alcance los 16.000 millones de dólares para el año 2030. Esto resulta especialmente relevante para brindar servicios en áreas remotas que carecen de fibra óptica.
La nueva entidad resultante de esta fusión, Eutelsat Group, mantendrá su sede en Francia y cotizará en la Bolsa de París. Según un comunicado, se espera que la empresa genere ingresos de alrededor de 2.000 millones de euros para el año 2027 (equivalentes a 2.100 millones de dólares).
En este competitivo panorama, ya han surgido varias empresas destacadas en el sector, como la constelación satelital de Amazon y el coloso Starlink dirigido por Elon Musk. Starlink, en particular, se ha posicionado como uno de los principales proveedores mundiales de internet por satélite con más de dos millones de clientes. Con aproximadamente 3.600 satélites en órbita y la autorización para desplegar 7.500 de la próxima generación de su constelación de 30.000 satélites, Starlink se ha convertido en una fuerza dominante. Por otro lado, Jeff Bezos, el fundador de Amazon, tiene planes de lanzar más de 3.200 satélites para su constelación Kuiper.
No obstante, la competencia global en este ámbito está en aumento. China ha apostado por su propia constelación de 13.000 satélites llamada Guowang, y la Unión Europea anunció en noviembre de 2022 su proyecto, Iris, para garantizar la conectividad en todo su territorio a partir de 2027.
El internet espacial tradicional se basa en satélites en órbita geoestacionaria, a una altitud de más de 35.000 km, lo que genera demoras notables en las conexiones, un inconveniente para aplicaciones como vehículos autónomos o juegos en línea. Los satélites de próxima generación, como los de Starlink, operan en órbita terrestre baja, a unos cientos de kilómetros de altitud, lo que permite comunicaciones mucho más rápidas.
Estas nuevas constelaciones ya han abierto la puerta al acceso a internet en lugares tan diversos como el mar, el aire, el desierto e incluso zonas de conflicto. Un ejemplo impactante es la solicitud de Ucrania a Elon Musk para proporcionar conectividad en las áreas afectadas por los ataques del ejército ruso desde la invasión iniciada a finales de febrero de 2022. Este caso ejemplifica la creciente importancia de la conectividad espacial en situaciones de emergencia y áreas remotas.
Adaptado de AFP.