La UNESCO anunció el miércoles la inclusión del canto lírico italiano en su lista de patrimonio inmaterial, un reconocimiento celebrado por Italia como un símbolo de «excelencia a nivel mundial».
Desde compositores como Scarlatti hasta Verdi y Monteverdi, las grandes óperas italianas son interpretadas en todo el mundo, realzadas por actuaciones icónicas como las del tenor Luciano Pavarotti (1935-2007).
La UNESCO considera que esta práctica, transmitida de maestro a alumno de forma oral, promueve la cohesión social y preserva la memoria sociocultural. Es un medio de expresión libre y fomenta el diálogo entre generaciones, siendo reconocido por su valor cultural a nivel nacional e internacional.
Esta forma de arte es descrita por la institución como «una técnica de canto que requiere un control fisiológico, potenciando la voz en espacios acústicos como auditorios, coliseos e iglesias».
Gennaro Sangiuliano, ministro de Cultura, expresó su satisfacción diciendo que «el largo y meticuloso trabajo es una confirmación oficial de lo que ya sabíamos: el canto operístico representa una excelencia reconocida a nivel mundial».
Stéphane Lissner, director del Teatro San Carlo de Nápoles, destacó en mayo de 2022 que «la ópera tiene sus raíces en Italia». Sin embargo, ¿por qué la ópera italiana debería tener un lugar en el patrimonio inmaterial de la humanidad por encima de sus contrapartes francesa o alemana?
Para Lissner, quien también dirigió la prestigiosa Scala de Milán, «el estilo de canto en italiano, independientemente de si uno está de acuerdo o no, indudablemente despierta la mayor emoción entre los amantes de la ópera».
El Comité intergubernamental de salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, reunido en Botsuana desde el lunes, debería aprobar la inclusión de 55 nuevos elementos, presentados desde la perspectiva de las tradiciones comunitarias.
Adaptado de AFP.