La Reserva de la Biosfera de Ecuador, situada entre los Andes y el Amazonas, es el hábitat de 285 especies de anfibios y reptiles. Esta biodiversidad es equivalente a la que se encuentra en reservas de la biosfera más grandes, como el Parque Nacional del Manu, en Perú, cuya superficie es 18 veces mayor. Un reciente informe científico desvela este fascinante descubrimiento.
El corredor Llanganates-Sangay actúa como reserva de la biosfera y contribuye enormemente a nuestra comprensión de los ecosistemas en bosques como el de Yasuní, en Ecuador. Sirve de enlace vital entre varias especies y fomenta una atmósfera saludable para que prosperen. Lo curioso es que, a pesar de su tamaño relativamente pequeño en comparación con otras reservas, alberga una increíble variedad de flora y fauna. Esta revelación científica arroja luz sobre el compromiso de Ecuador con la preservación de su patrimonio natural y subraya la importancia de proteger las reservas de la biosfera en todo el mundo. El corredor Llanganates-Sangay es un testimonio del intrincado equilibrio entre la naturaleza y los esfuerzos de conservación.
Según Mario Yáñez, investigador ecuatoriano del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), «el corredor Llanganates-Sangay es una pequeña porción de tierra increíblemente diversa. Muestra la extraordinaria riqueza de nuestros recursos naturales». Este corredor ecológico abarca más e 92.145 hectáreas y está situado en la región centro-oriental de Ecuador. Es una reserva de la biosfera vital que fomenta el crecimiento y la protección de varias especies en sus bosques. El ambiente Yasuní que rodea a esta reserva le añade un encanto único y diversión para los entusiastas de la naturaleza.
Adaptado de AFP.