A pesar del entusiasmo generado por las posibilidades de la inteligencia artificial (IA) generativa tras el lanzamiento de ChatGPT, las empresas han decidido avanzar con cautela, priorizando la precisión y supervisión en su implementación.
Avances prudentes
Un ejemplo es GetLink, la empresa que opera el Eurotúnel, conectando Francia y Reino Unido a través de 38 km por los que transitan 400 trenes diarios. Denis Coutrot, director de inteligencia artificial de la compañía, menciona que están explorando la posibilidad de desarrollar un asistente de mantenimiento basado en IA generativa. Sin embargo, la empresa optó primero por un chatbot que consulta documentos regulatorios internos, dado que las respuestas precisas son críticas para garantizar la seguridad en las operaciones ferroviarias.
Coutrot reconoce que las «alucinaciones» de la IA —respuestas incorrectas o incoherentes— representan un desafío, especialmente en un entorno con estrictos procedimientos de seguridad.
Aplicaciones con supervisión humana
James Sutton, fundador de la firma jurídica Avantia Law, también destaca el potencial de la IA en tareas simples como búsquedas en bases de datos y resúmenes, pero subraya la necesidad de verificar sus resultados. Según Sutton, aunque la IA puede procesar un contrato correctamente, en otros casos su precisión puede ser tan baja como el 40%, lo que obliga a los abogados a realizar revisiones exhaustivas.
Adopción más rápida en el sector tecnológico
En contraste, las empresas tecnológicas muestran mayor confianza. Google, por ejemplo, ya utiliza la IA generativa para realizar el 25% de su codificación, mientras que Kirill Skrygan, director de JetBrains, predice que esta tecnología podría encargarse de la mitad de las tareas de desarrollo para el próximo año.
La moda y el diseño también han comenzado a transformar sus procesos gracias a herramientas como DALL-E, Midjourney y Stable Diffusion, que aceleran la creación de colecciones y reducen los tiempos de producción.
Innovación limitada y desafíos en salud
A pesar de los avances, algunos sectores como la salud permanecen reticentes. Aunque un estudio reciente mostró que ChatGPT diagnosticó casos clínicos con mayor precisión que médicos humanos, los profesionales tienden a desconfiar de la tecnología cuando los resultados contradicen sus propios criterios, según explicó el doctor Adam Rodman.
Barreras y futuro
Seth Robinson, de CompTIA, señala que las empresas enfrentan un panorama incierto debido a los costos asociados con la IA y la falta de claridad sobre su retorno de inversión. Además, expertos como Anant Bhardwaj, de Instabase, destacan que, aunque la IA puede procesar patrones y datos existentes de manera brillante, aún carece de la curiosidad humana necesaria para abrir nuevas fronteras.
La profesora Susan Athey, de Stanford, advierte que los trabajos administrativos ya están experimentando un impacto significativo por esta tecnología. Aunque se espera que la mayoría de las industrias integre la IA en la próxima década, bajo estricta supervisión humana, un sistema completamente autónomo parece todavía lejano.
La disrupción de la IA es innegable, pero su camino hacia la adopción masiva seguirá siendo un proceso progresivo y regulado.
Adaptación AFP
