El domingo se publicó una foto de la princesa Catalina de Gales, la heredera a la corona británica. Esta era su primera aparición pública después de su operación abdominal. Se la veía sonriente junto a sus hijos, sin embargo, horas más tardes, varios usuarios encontraron anomalías en la fotografía, despertando dudas e incertidumbre sobre la situación actual de la realeza.
Ante el impacto que generó la foto, varios medios de comunicación decidieron retirarla, hasta que la propia Catalina admitió el lunes que ella fue la que hizo la manipulación, pidiendo disculpas por la confusión generada. Dicha situación la llevó a ser comparada con su cuñada, la actriz Meghan Markle, esposa del príncipe Enrique, el hermano menor de la familia.
«En el contexto actual, cualquier manipulación de una imagen, incluso menor y sin intención de inducir un error, puede despertar sospechas», mencionó el director de Full Fact.
Y lo cierto es que tras cada información difundida, es necesaria una verificación de los contenidos; más cuando se trata de la realeza. Son figuras públicas que al mínimo error, dan pie a crear varias especulaciones y teorías conspiranoicas, que no favorecen la imagen de una coronó, que no está pasando por su mejor momento en cuanto al imaginario que tiene el pueblo britanico sobre ellos.
Adaptado AFP