El agujero en la capa de ozono sobre la Antártida ha experimentado un crecimiento constante durante las últimas dos décadas durante la primavera austral, a pesar de la prohibición de las sustancias químicas responsables, según un estudio reciente.
La capa de ozono estratosférico, vital para proteger la Tierra de las radiaciones solares dañinas, se encuentra entre 11 y 40 km sobre la superficie terrestre. Esta capa filtra los rayos ultravioleta del sol que pueden causar cáncer, afectar el sistema inmunológico e incluso dañar el ADN de los seres vivos.
En los años 70, los clorofluorocarbonos (CFC), ampliamente utilizados en aerosoles y refrigeradores, fueron identificados como los principales culpables del debilitamiento de la capa de ozono, generando «agujeros» anuales, uno de ellos notablemente extenso sobre la Antártida.
El Protocolo de Montreal de 1987 prohibió los CFC para eliminar estos agujeros, considerado un éxito de la cooperación global en temas ambientales. Sin embargo, a pesar de la reducción en el uso de CFC, el agujero sobre la Antártida aún no ha mostrado una disminución significativa, según un estudio publicado en Nature Communications.
«Seis de los últimos nueve años han exhibido niveles muy bajos de ozono y agujeros extremadamente grandes», mencionó Annika Seppala, coautora del estudio y miembro del departamento de Física de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda.
Los investigadores sugieren que algo adicional en la atmósfera, posiblemente relacionado con el cambio climático, podría estar interfiriendo en parte con el proceso de recuperación de la capa de ozono.
El agujero sobre la Antártida normalmente se forma entre septiembre y noviembre durante la primavera austral y gradualmente se cierra después.
Los científicos notaron que el agujero se formó más tarde en septiembre, indicando una posible recuperación gracias a la reducción de los CFC. Sin embargo, en octubre, cuando alcanza su tamaño máximo, el nivel de ozono en la capa estratosférica media disminuyó un 26% entre 2004 y 2022, según el estudio basado en datos satelitales.
A pesar del progreso en la reducción de los CFC según lo establecido por el Protocolo de Montreal, Hannah Kessenich, autora principal del estudio, señaló que estos grandes agujeros recientes podrían no ser causados únicamente por estas sustancias.
Susan Solomon, experta en ozono que no participó en el estudio, destacó que los últimos años han sido «inusuales». Anteriormente, Solomon había demostrado que en 2020 el agujero en la capa de ozono aumentó un 10% debido a los enormes incendios en Australia.
Además, la erupción del volcán submarino Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai en enero de 2022 también contribuyó a la reducción de los niveles de ozono estratosférico, según otro estudio publicado en la revista PNAS.
Adaptado de AFP.